lunes, 21 de septiembre de 2020

Silvina Mercadal

En el museo me dejaron una carta

A mí que no sé leer. No hay escuelas

Para plumípedos prematuros soñados

Por la nieta del carpintero. Aunque

No sé leer, sospecho una carta de amor

Con palabras elegantes, del tipo:

“Estimada porcina del bosque Vano

Es usted rosada mota de luz para los ojos

Sus garras trípticas merecen

La melodiosa risa del sirirí…”





María Negroni

 

A chorus Line

 

Ese día, el día en que encontró a la pequeña Godiva sobre el cor-

del blanco, Joseph Cornell había estado vagando por horas, sin ha-

llar nada –ningún objeto, ninguna imagen- para llevarse a casa y

obedecerle luego, como a un maestro involuntario.

               Y ahora, que la tiene entre las manos, ¿qué piensa?

               Nada, es decir todo.

               Si pudiera reducir la visión a cero, captar la emoción que

produce la experiencia en ruinas, sería feliz como un gran artis-

ta fracasado.

                La vida, escribió Fitzgerald, es un proceso de demolición.

                En eso está.

                Quién sabe, si deja de coleccionar sentimientos, puede que ac-

ceda a la pasión de lo que está por venir, es decir, al movimiento

de lo que pasa entre una cosa y otra, no en cada cosa en particu-

lar. A lo mejor, le es dada alguna miniatura, algún resabio intac-

to de noche, para que pueda narrar la muerte.




Joaquín Giannuzzi

 

Silla de Van Gogh

 

Cuando el cerebro cerrado no pudo

soportarla por más tiempo fue expulsada

y un fogonazo amarillo la estrelló en un plano.

desde entonces, espesa y vibratoria

sigue estallando independiente

del núcleo de tortura que incluyó trigales,

mesas, flores, cuervos, zapatos

y ciertos tumores malignos bien demarcados

sobre el ojo de un universo a alta presión.




Edgardo Russo

 

Historia de una fotografía

 

“Un gigante judío en casa de sus padres en el Bronx”

New York, 1970.

 

“Cuando era chica, mi madre me leía Gulliver.

En mi sueño, tendida sobre una arena muy blanca,

los enanos me ataban con sus hilos de seda. Baba,

lágrima o semen, sé de la desgracia de la diferencia.

 

Una tarde, volviendo a casa desde Central Park,

Después de fotografías a un chico flaco y tenso

Que apretaba una granada de plástico en la mano,

Vi al gigante asomado a una ventana y me detuve.

 

Hola, Gulliver –le dije-, Cuando yo era chica

mi madre me leía el cuento. Y en mis sueños

los enanos me ataban con sus hilos de seda.

Me hizo entrar a la casa y llamó a sus padres.

 

Soy Diane Arbus –dije-. Vivo en la calle 53

Y me gustaría tomarles una foto. Mis ojos

Registraron el cuarto con la precisión de un ciego

Que identifica con los dedos el exacto valor de las monedas:

 

Los sillones enfundados, la lámpara de cobre,

El enorme zapato izquierdo del gigante,

Su bastón, su puño de marfil,

Las rodilleras gastadas de andar a gatas…

 

Posaron. La madre elevó sus ojos a los del gigante

Y se agarró las nalgas buscando un punto de apoyo.

El padre, adusto, enfundó una mano en el bolsillo,

Y en ¾ perfil fijó la vista en el horizonte.

 

Todo sucedió muy rápidamente. Mi único artificio

Fue apoyar la cámara en el brazo de un sillón:

Ángulo bajo, que aplasta al gigante contra el techo.

Nunca volví a visitarlos.”




 

Arturo Carrera

Camitas –Kuitca

 

“Pensaba que los ángeles eran legión

pero que aún así mi cama

resistiría…”

 

sexualmente es un eje,

 

su cuerpo se adhiere

a la pegajosa espiral

de lo alejamientos.

se resiste a encerrar la “extraña felicidad”

en breves exclamaciones,

operísticos orgasmos,

síntesis musicales

del horror.

 

Prueba de que a la violencia de lo invisible

opone en su placer

lo visible.

 

Y prueba de que aún en los sueños lo visible

es pura invisibilidad.

 

Sorpresa de cada detalle

Y de que los detalles,

A su atención cederán

Tosa la monotonía, Toda posibilidad ignota

(continua)

de hacer Mal:

 

¿Acaso atender

No es hacer el Mal?

¿Acaso ser un fantasma

No es atender

Haciendo el Mal en universos

Invisibles,

“desapercibidos”

 

Que se desmoronan?

 

Inmemorial,

sobre la base casi belicosa de sus gestos,

sobre la distancia,

sobre la ajenidad de sus gestos

 

¿viajará?

¿conocerá el Futuro Continuo?

 

Nada, sino vastedad

en lo exiguo

 

“somos ruinas recientes”:

 

Vasta forma de la nada

voluptuosa,

erizada

 

Que a la mañana su amor cambia.

 


 

 

 

  

 

Brueghel: una alegoría

convención descriptiva, la caridad

expuesta como una mujer

de cuya mano pende

el propio corazón,

                             y en contraste

con la envidia que se arranca

el corazón para devorarlo,

y la caridad sin caridad, dura

maniobra donde tantas veces el alma

nos deja ser perros asesinos

de perros, husmeadores de mendigos.

 

Consuelo

(consuelo en la superficie,

advertencia debajo),

signado por pájaros que cantan

sin derramar notas,

en el acto de alimentar a sus hijos

con sangre del corazón,

                                           pelícanos

emblema del altruismo

del imperativo de asistir

al enfermo, al desnudo,

cobijar al peregrino, alentar

los andrajosos siervos de la ilusión

de que si en otra vida fuimos

en caridad abundantes

a ésta renacemos prósperos

 

Y lo s notorios voceros

de sufrimiento, disciplina, pobreza,

el látigo de múltiples colas,

la gastada escudilla,

                                   próximos y lejanos

cerca o lejos, cambiante disposición,

ya que el reclamo, corolario,

de ese discurso es sugerir

que el dibujo subraye el perpetuo

amor de la misericordia sea ubicuo.

 

¡como si el ducho Viejo

de buena fe hubiera creído posible

elevarnos, reformarnos con las sustitutivas

emociones de una alegoría, innocuo desfile!

 


Juana Bignozzi

 

De Kooning

Mujeres

 

usted fue a una de las pocas metrópolis del mundo

pero la sombra del alma calvinista

aun en medio de la fiesta de la carne y del color

lo mantuvo estricto y excedido

un pincel que dice no hay redención

con brutales pinceladas

transforma a las que deberían ser dulces muchachas

en mujeres terribles devoradoras con caballunos dientes

nos hacen apartar la mirada

pero vuelven a llamarnos para siempre

porque las pintó de rosa de naranja y salpicó de verde

en ciertas partes del cuerpo

las devoradoras

terminan en una fiesta de color

donde a nadie le importa se humillado o mordido

sino sólo participar



 

El paisaje ya es tela en el cuadro

se subió por fin a ese tablado

si antes telón de fondo ahora comediante

hace reír riéndose de sí mismo

viejo actor que se maquilló de palabras

si pululando despacio en los rincones

su destino era mantenerse ignorado

habrá caído en una trampa inesperada

que lo empujó al descampado de la escena

porque ahora vive expuesto a las miradas




Sergio Raimondi

 

Pintores dominicales en Puerto Rojo

Para los pintores dominicales la belleza existe,

es inalterable y ajena se exhibe a las variantes

indistintas del capital. Cuarentena años atrás

o el domingo pasado, la tela recorta lo mismo:

la estela fugitiva que la lancha de los pescadores

dibuja alejarse hacía as islas mientras el sol

cae o la bienvenida ruidosa que las gaviotas dan

en la mañana a los marinos o ásperas puestas

las redes a secar sobre cajones de madera escrita.

Al fondo del lienzo indefinida la mancha gris

de las construcciones: los elevadores ingleses

de chapa ayer, hoy los silos y el muelle de Cargill

o la serie de tanques del proyecto Mega. Eso

que no es, no será, no fue belleza, está atrás, lejos.




Circe Maia

 

VI

(La pesadora de perlas)

 

El objeto más delicado sostenido

También delicadísimamente:

La pequeña balanza de las perlas.

 

En el aire está inmóvil.

Equilibrio perfecto: la mano sostiene

Los ojos la sostienen

Aire-luz la sostiene.

 

Mírala.

 

O mejor no la mires

No la miremos

ojo opaco podría acaso

¿no lo crees?

Desnivelarla.






Beatriz Vallejos

 

 

Ángel de Paul de Klee

 

Muchas veces fui el

ángel de Paul Klee

en la escalera profunda. Huérfano.

donde otra luz no llega

que veladuras de quinqué

quemadas vidrieras de mariposas

atrapadas o la vibración

de una abeja que perdió el rumbo

tal vez.

Muchas veces fui el

ángel de Paul Klee y sobresaltada

mi pecho un dolor de espinas

abiertas en penumbra. Escuchaba

la voz de otro ángel

el ángel púrpura (el ángel

de los andrajos que reparte

ungüento a los desamparados).

 

Entonces mi dolor asomaba

girasol  se volvía a atenuar

y suspendía mis horas

 

Y no sabía que sabía

que toda piedad es triste.

y no sabía si arrojarme

a los callejones sin fin

o quedarme aquí en

el escalón azorado donde

Paul Klee me había pintado.




Reuëmn



Los Aros, los tupus, las vinchas

Me devuelve la calle ruidosa un negocio y allí, su vidriera

Y qué veo detrás de los vidrios?

platería de antiguo y sin valor más que en dólar siquiera

Ya no puedo aguantarme el resine y entro

Y pio de verlos de cerca

Le pregunto como una turista, con palabras vacías, desiertas

Toco y miro las prendas de plata desgastadas del roce y el tiempo

Y me quedo perpleja y abstraída y no puedo explicar lo que siento.

 

Ya… los aros, los tupos, las vinchas, pectorales, cachorros, madera…

Me devuelve como una limosna esa fría y distante vidriera

Y me digo a mi misma dolida que eso es nuestro. Y de quienes lo

Usaron…

Y porqué  he de verlos entre con desprecio de los que lo amaron?

 

Ay! la triste figura perdida entre tantas figuras pasadas..

Cuántas cosas habrán de pasarnos para ver un comienzo entre

                                                                                    /hermanos

Que permita un respeto en el mundo, emergiendo del pozo en que

                                                                                         /estamos…

                                                                        (19 de abril de 1988)

 

Beatriz Pichi Malen

 




domingo, 13 de septiembre de 2020

Místicas medievales

 

Corazón, herida, fuego, mirada, son elementos que, en la literatura cortés, explican el nacimiento del amor. Y que aparecerán en las experiencias de las místicas.

Mirada, corazón y fuego. En estas tres palabras encontramos una fundamentación del amor basada en la luz y en la esencia del individuo. Sabemos que en la doctrina plotiniana la luz es la belleza, concretamente es la máxima pulchritudo, la máxima belleza. Dice san Juan Damasceno: “Quitad la luz y todo queda en tinieblas, incapaz de manifestar su belleza. La luz constituye pues, el valor estético, tanto ornamental como constructivo de pues, el valor estético, tanto ornamental como constructivo de toda cosa visible”. Una belleza reflejo de Dios, imagen que los poetas toman para sus confesiones amorosas.

Mirada, corazón y fuego, hemos dicho. En todas las mitologías orientales y occidentales, el corazón aparece como centro del individuo, centralidad que comporta perfección y acabamiento.




Hilda Hilst

 

Por pensarte tanto, Sin Nombre, me vino la ilusión.

La misma ilusión

 

De la yegua que bebe agua pensando que bebe la luna.

Por pensarte, me acuesto en los abrevaderos

Y creo brillar y estar atada

Al fulgor del costado de un negro caballo de cien lunas.

Por soñarte, Sin nombre, no tengo nada

Pero veo en mí el oro y el mundo.

Por amarte, poseída por huesos y abismos

Creo tener carne y vagabundear

Alrededor de tus cimas. Por nunca tocarte

Tocando a los otros

Creo tener manos, creo tener boca

Cuando sólo tengo patas y hocico

Por mucho desear altura y eternidad

 

Me viene la fantasía de que Existo y Soy

Cuando no soy nada: yegua fantasmagórica

Que bebe la luna en el agua.




la voluptuosidad y lo sagrado

 

La felicidad, el erotismo y la literatura

(ensayos 1944-1961)

Georges Bataille

Lo sagrado es un retorno al silencio de la muerte

 

Al persistir, ese más no tiene nada en común con una fuerza; y es fácil comprender el hecho de que los seres humanos no se comunican profundamente cuando un trabajo o una búsqueda penosa lo reúne, sino cuando se vuelven hacia esa parte soberana en ellos, que no está subordinada a nada-es puro desinterés, y los coloca al borde de la destrucción.

Nacida de la decadencia del mundo sagrado, que moría con esplendores mendaces y tiernos, la literatura moderna en su origen parece incluso más de cercana a la muerte que ese mundo decaído. Esa apariencia es engañosa. Pero es grave en condiciones agobiantes sentirse por sí solo la “sal de la tierra”. El escritor moderno no puede estar en relación con la sociedad productiva más que exigiéndole una reserva donde el principio de utilidad ya no reine, aunque sí abiertamente la desmentida de la “significación”, el sinsentido de lo que en principio se ofrece a la mente como una coherencia acabada, la apelación a una sensibilidad sin contenido discernible, a una emoción tan intensa que le deja a la explicación el lado irrisorio.

Ese juego de insecto-loco del pensamiento, arrojado a la noche de la voluptuosidad, la atraviesa con inmensos fulgores donde no reconoceremos nada de los formulado anteriormente (sino finalmente lo que sabíamos):

La voluptuosidad es la muerte en miniatura, el nacimiento lo es en grande, y la vida de punta a punta. (cita de Malcom de Chazal)

La voluptuosidad convierte la médula espinal en un solo dedo capaz de acariciar el cerebro desde adentro. (cita de Malcom de Chazal)

La voluptuosidad en efecto no puede ser definida como una categoría lógica. En el mismo momento en que se habla sobre ella, la impotencia del lenguaje es irrisoria. En otros puntos, la poesía libera una verdad diferente a la que parece ligada a la voluptuosidad: es entonces simplemente poesía. La voluptuosidad no es la poesía. La poesía solamente tiene la capacidad que me falta, hace que no me demore más (aunque no abunde, existe) en expresar la felicidad. La literatura es habitualmente tan desafortunada, se esconde de la simplicidad de la alegría a través de tantos desvíos, que verdaderamente me siento impulsado a leer en los poemas de Rimbaud (aunque su camino fuera incierto) estas frases donde la animalidad feliz es recobrada…




Martin Heidegger

estudio Preliminar 

Cuida y protege y la niñez más pacífica ante el inminente despertar del género humano. Así, en paz, vive el que ha muerto en la aurora. El apartado no es el difunto en el sentido privado de vida. Al contrario, el apartado prevé en el azul de la noche sagrada. Los blancos párpados que amparan su visión relucen en el adorno nupcial que promete la delicada duplicidad del género.


Junto al Pantano

Peregrino en el viento; leve susurra la caña seca

en la calma del pantano. Por el cielo gris

se siguen en bandada unas uvas silvestres

travesía sobre aguas tenebrosas.


Alboroto. En la choza derruida

revolotea con negras alas la podredumbre;

achaparrados abedules gimen en el viento.


Anochecer en la taberna abandonada. Envuelve al ca-

mino

de regreso la suave melancolía de rebaños que pacen;

aparición de la noche: emergen sapos de las plateadas

aguas.




 

es imposible decir algo de la luz

 

la luz siempre se desliza más allá de los ojos siempre es

alejamiento

 

donde termina la luz hay otra luz donde comienza la luz hay otra

luz

 

nunca se la ve porque ella es la que ve

 

hay neblinas que el viento arrastra entre los árboles

 

hacia el oeste hay un incendio hacia el sur hay líneas oscuras

pasan pájaros hacia el este la neblina está disipándose

 

hay una gran expectativa

 

en el aire se ven siluetas borrosas en la casa se oyen voces se

siente el olor de los leños quemados durante la noche alguien

canta

 

todo es luz

 

cómo decir algo de la luz

 

fluyente inasible la luz no es algo que le ocurre a alguien

 

la luz no ilumina

 

no se trata de la luz de una lámpara no está allí para que nosotros

la vemos no es una presencia

 

es como el agua o como un sauce rebasándose hacia el

rebasamiento de las estrellas

 

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La rama áurea que distingue a quien desde su caparazón de tierra

asciende a la limpidez convertido en un fragmento del inicio

 

de la comunión del inicio

 

nube o pájaro o semilla abierta a la energía que mancomuna

animales y vegetales en la síntesis de la existencia sí a la

plegaria del sí

 

sí a la armonía del orbe

 

la hierba crece musicalmente sus notas advierten a la visión con

un tono etéreo que une la vista y lo que crece

 

la música sin origen es la música de una taza donde resuena el

cosmos

 

la taza llena de agua está llena de música ni los sordos escapan a

su ritmo

 

hasta los dedos y los labios oyen la música de los mares

 

basta con rozar un árbol para que la música del universo nos

eleve al cielo

 

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somos una hebra de conocimiento lanzada al azar haciendo y

deshaciendo formas

 

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levantando el velo de la representación para hallar el día y en el

día los grandes espacios de la belleza

 

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Si olvidáramos que la tierra es una partícula ínfima dentro de un

Universo interminable y algo infinitamente grande comparada con

los átomos de una piedra

 

qué sería de nosotros cómo crecerían los árboles día tras día

cómo el sol sería un río de ternura

 

cómo el cerebro transformaría los sonidos en palabras y después

ligaría las palabras en frases y después todo seguiría creciendo en

la perfección interminable del ser

 

vientos mares luces la inmensidad del desierto y de las selvas el

pico de las garzas y la furia de todo en todo y el amor de todo en

todo

uno y el mismo vacío sin nombre




viernes, 4 de septiembre de 2020

Mary Oliver

 

EL VIAJE

 

Un día por fin supiste
lo que tenías que hacer, y lo empezaste,
aunque a tu alrededor algunas voces
insistían en gritar
malos consejos…
aunque toda la casa
se puso a temblar
y sentiste el viejo tirón
en los tobillos.
“¡Arréglame la vida!”,
gritaba cada una de las voces.
Pero no te detuviste.
Sabías lo que tenías que hacer,
aunque el viento husmeara
con sus dedos rígidos
hasta en los cimientos,
aunque su melancolía
fuese tremenda.
Ya era bastante tarde
y era una noche espantosa
y la carretera estaba llena
de ramas y piedras caídas.
Pero poco a poco,
a medida que dejabas atrás sus voces,
las estrellas comenzaron a arder
a través de las láminas de nubes,
y se oyó una voz nueva
que lentamente
reconociste como tuya,
que te hacía compañía
mientras a zancadas
penetrabas cada vez más en el mundo,
con la decisión de hacer
lo único que podías hacer…
la decisión de salvar
la única vida que podías salvar.




 


Poetisas de China

Infancia

Peno de frutos el saúco; serena moraba la infancia

En madriguera azul. Sobre senda pretérita,

Donde ya bruna zumba la hierba salvaje,

Medita el calmo ramaje; el susurro del follaje

 

 

 

Chu Chung-Hsein

(siglo XV)

 

Para la melodía “Una rama de bambú”

A la orilla del Lago Occidental hay una

Bodega. Su estandarte ondea en lo

Alto con la brida primaveral. Un transeúnte

Compra vino, canta una canción y

Pisotea los caídos pétalos de almendros.

 

Un estanque apacible en el ocaso

Del otoño – todas las flores de loto

Están marchitas. De dos en dos,

Muchachas sureñas reman en sus barcas

Y sobresaltan a un par de patos

Mandarines que estaban nadando y se

Alejan volando por sobre los

Juncos blancos de la orilla puesta.

  



escribir sobre imágenes

  … Siempre he estado marcado por mi afán constante de ser un hombre con pensamiento de este siglo en todos los aspectos de la vida que me s...