Pintores dominicales en Puerto Rojo
Para los pintores
dominicales la belleza existe,
es inalterable y
ajena se exhibe a las variantes
indistintas del
capital. Cuarentena años atrás
o el domingo
pasado, la tela recorta lo mismo:
la estela
fugitiva que la lancha de los pescadores
dibuja alejarse
hacía as islas mientras el sol
cae o la
bienvenida ruidosa que las gaviotas dan
en la mañana a
los marinos o ásperas puestas
las redes a secar
sobre cajones de madera escrita.
Al fondo del
lienzo indefinida la mancha gris
de las
construcciones: los elevadores ingleses
de chapa ayer,
hoy los silos y el muelle de Cargill
o la serie de
tanques del proyecto Mega. Eso
que no es, no
será, no fue belleza, está atrás, lejos.
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