A chorus Line
Ese día, el día en que encontró a la
pequeña Godiva sobre el cor-
del blanco, Joseph Cornell había estado
vagando por horas, sin ha-
llar nada –ningún objeto, ninguna imagen-
para llevarse a casa y
obedecerle luego, como a un maestro
involuntario.
Y ahora, que la tiene entre las
manos, ¿qué piensa?
Nada, es decir todo.
Si pudiera reducir la visión a
cero, captar la emoción que
produce la experiencia en ruinas, sería
feliz como un gran artis-
ta fracasado.
La vida, escribió Fitzgerald,
es un proceso de demolición.
En eso está.
Quién sabe, si deja de
coleccionar sentimientos, puede que ac-
ceda a la pasión de lo que está por venir,
es decir, al movimiento
de lo que pasa entre una cosa y otra, no
en cada cosa en particu-
lar. A lo mejor, le es dada alguna
miniatura, algún resabio intac-
to de noche, para que pueda narrar la
muerte.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario