domingo, 13 de septiembre de 2020

Místicas medievales

 

Corazón, herida, fuego, mirada, son elementos que, en la literatura cortés, explican el nacimiento del amor. Y que aparecerán en las experiencias de las místicas.

Mirada, corazón y fuego. En estas tres palabras encontramos una fundamentación del amor basada en la luz y en la esencia del individuo. Sabemos que en la doctrina plotiniana la luz es la belleza, concretamente es la máxima pulchritudo, la máxima belleza. Dice san Juan Damasceno: “Quitad la luz y todo queda en tinieblas, incapaz de manifestar su belleza. La luz constituye pues, el valor estético, tanto ornamental como constructivo de pues, el valor estético, tanto ornamental como constructivo de toda cosa visible”. Una belleza reflejo de Dios, imagen que los poetas toman para sus confesiones amorosas.

Mirada, corazón y fuego, hemos dicho. En todas las mitologías orientales y occidentales, el corazón aparece como centro del individuo, centralidad que comporta perfección y acabamiento.




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