Las metáforas corporales se articularon principalmente
en la Antigüedad en torno a un sistema de caput-venter-mebra
(cabeza, entrañas, miembros), aunque, evidentemente, el pecho (pectus) y el corazón (cor), en tanto sedes del pensamiento y
de los sentimientos, se han prestado a usos metafóricos.
Entre las entrañas, el hígado (bepar, en griego, o más a menudo jecur o joctur) desempeño
un papel simbólico particularmente importante. En primer lugar en la
adivinación heredada de los etruscos, que lo convertía en una especie de órgano
sagrado, y a continuación en su función de sede las pasiones.
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