Ernst encontraba estas imágenes
anticuadas en lugares equivalentes a un mercado de pulgas literario: negocios
de libros usados, puestito al lado del Sena, etc. En las novelas, las emplea
precisamente en el registro de lo siniestro, como representaciones de lo que
una vez le fue familiar, pero que luego se le volvió extraño a causa de la
represión moderna. Muchas de las imágenes son literalmente unheimlich (hogares victorianos distanciados en el tiempo y
desarticulados en el proceso de del collage). De esta manera, , Ernst asocia lo
anticuado históricamente con lo reprimido psíquicamente al nivel mismo de la
representación, específicamente de las representaciones residuales de la época
de la infancia de los surrealistas, es decir, de la época de la infancia de los
surrealistas, es decir de la época freudiana del descubrimiento de la
sexualidad y el inconsciente.
Hal Foster. Belleza Compulsiva
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