Interludio Marcel Duchamp
Yo,
estudiante más viejo del Conservatorio, en pleno ejercicio de mis
fantasías,
dedico a su Fontaine esta música de
amoblamiento. Sé que su
inteligencia
aviesa sabrá apreciarla, que se atreverá, como ella, a vivir
por su
cuenta. Le ruego que siga con sus chanzas de negrísima especie,
que vaya
como ahora a ningún lado, en otro idioma. ¿Anda bien su
reloj?
Recuerde lo que usted mismo enseñó: “Hay que volverse anacró
nicos.
Componer, pintar, urdir retrasos.”
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