lunes, 27 de julio de 2020

Silvia Plath

Epílogo

Atraídos por el magnetismo del desastre
Deambulan y contemplan como si la casa
        quemada
Fuera la propia, o como si pensaran
que en cualquier momento algo escandaloso
pudiera surgir a la luz de un armario lleno de
         humo;
Ni muertos, ni heridas espantosas
Sacían a estos cazadores de carroña
En la pista sangrienta de las austeras
         tragedias.

Madre Medea con una bata verde
Va y viene humildemente como cualquier ama
         de casa
Por los cuartos en ruinas, haciendo el balance
De zapatos quemados, cortinas, sillones y
          alfombras mojadas:
Defraudada por la hoguera y el siniestro,
la multitud le sorbe sus últimas lágrimas y se
         retira.







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